lunes, 26 de marzo de 2012

La miseria planeada

MODE MICROS MASIO

 266 ° DOMINGO 26 DE ENERO DE 2002


Argentina, un país que intenta sacudirse el temor de encima
La miseria planeada NAOMI KLEIN*






"Había una vez un país llamado Argentina", escribe el periodista Sergio Ciancaglini, "donde mucha gente desaparecía y donde, años después, el dinero también desaparecía. Y una cosa está relacionada con la otra". Hoy muchos argentinos emprenden la búsqueda de los vínculos entre los intereses económicos de la dictadura de los generales y las políticas que llevaron a la ruina económica.
Ahora, el proyecto de la dictadura emerge como un proceso: los generales prepararon al paciente, después Carlos Menem realizó "la cirugía". La junta hizo más que desaparecer a los sindicalistas que podrían haber luchado contra los despidos masivos. El gran logro de la guerra sucia fue la cultura del miedo y del individualismo, que perdura hasta hoy. Los argentinos aprendieron a vivir bajo la filosofía de: "No se meta".
Pero, en los escombros de lo que quedó de Argentina después de diciembre de 2001, algo extraordinario comenzó a pasar: los vecinos asomaron la cabeza de sus casas, y, en la ausencia de un liderazgo político que le diera sentido a la explosión espontánea del cual eran parte, comenzaron a hablar unos con otros. A pensar juntos. A actuar juntos
BUENOS AIRES, ARGENTINA. ¿Cómo se conmemora el aniversario de algo que es imposible definir? Esa fue la pregunta a la que decenas de miles de argentinos se enfrentaron el 20 de diciembre de 2002, mientras marchaban desde todas las esquinas de Buenos Aires a la histórica Plaza de Mayo. Se cumplía un año del primer argentinazo. El argentinazo no fue precisamente un motín, aunque visto por televisión definitivamente lo parecía, con los saqueadores que asaltaban los supermercados y la policía montada que atacaba a las multitudes; y las 33 personas que murieron en el país. Tampoco fue una revolución, aunque más o menos se parecía a una, con las enardecidas muchedumbres que tomaban por asalto el asiento del gobierno y que obligaban al presidente a renunciar en desgracia.
Pero, a diferencia de una revolución clásica, el argentinazo no estaba organizado por una fuerza política alterna que quisiera tomar el poder. Y, a diferencia de un motín, latía con una demanda inequívoca y unificada: la inmediata destitución de todos los políticos corruptos que se han enriquecido mientras Argentina ?que alguna vez fue la envidia del mundo en desarrollo? descendía vertiginosamente en la pobreza.
En realidad, el argentinazo fue justo como suena la palabra: una caótica explosión de argentinez, durante la cual cientos de miles de personas, de repente y de manera espontánea, abandonaron sus hogares, salieron a las calles, golpearon sus cacerolas y sartenes, le gritaron a los bancos, pelearon con la policía, aceleraron sus motocicletas, cantaron himnos de futbol y lograron que el presidente saliera huyendo en helicóptero de su palacio. En el transcurso de los siguientes 12 días, el país pasaría por cinco presidentes y dejaría de cumplir con sus obligaciones de pago de su deuda externa de 95 mil millones de dólares, el más grande incumplimiento en la historia.
Ahora, a un año, de nuevo las multitudes llenan la Plaza de Mayo y éste es, sin duda, un día significativo ?¿pero exactamente qué es lo que se conmemora? ¿Se trata de la celebración de una revuelta nacional contra la globalización empresarial, un sentir que parece propagarse por América Latina ?el Partido del Trabajo toma el poder en Brasil y los programas de privatización son frenados en seco desde México hasta Perú?? ¿Se trata del comienzo de El argentinazo: Segunda parte, un movimiento que mira hacia delante y que sustituirá las fallidas recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) con algo mejor?
Finalmente, el 20 de diciembre de 2002 no es un día de jubilosa celebración o de muy convicentes puños-al-aire. En vez, el ambiente es uno de luto, y en ningún lugar es tan notorio como en la esquina de Avenida de Mayo y Chacabuco, frente a las oficinas centrales del banco HSBC Argentina, un pesado edificio de 28 pisos con vidrios polarizados a la Darth Vader. Fue en este mismo pedazo de asfalto que Gustavo Benedetto, de 23 años, cayó hace precisamente un año, asesinado con una bala que salió del banco. El hombre que fue acusado del asesinato de Benedetto ?y que había estado en un grupo de agentes de policía que fue captado en video mientras disparaba a través de los cristales polarizados del banco? es el teniente coronel Jorge Varando, jefe de la seguridad del edificio del HSBC. También es un oficial militar de elite jubilado que estuvo activo durante los setenta, cuando 30 mil argentinos fueron “desaparecidos”, muchos de ellos secuestrados de sus hogares, brutalmente torturados y luego aventados desde aviones a las lodosas aguas del río de la Plata.
Desde mediados de los cincuenta hasta principios de los setenta, Argentina fue un lugar profundamente no democrático, gobernado por una sucesión de juntas que, aun cuando permitieron limitadas elecciones, impidieron que el populista Partido Peronista postulara a sus candidatos. Fue en este contexto que los estudiantes y trabajadores izquierdistas comenzaron a organizarse en ejércitos guerrilleros. Muchos de estos activistas pensaron que iniciaban una revolución socialista, aunque para Juan Domingo Perón, quien los animaba desde su exilio en España, las milicias eran sólo un medio para apresurar su glorioso retorno como líder paternalista. La más grande facción armada de esta creciente oposición eran los Montoneros, un movimiento juvenil que tomaba prestadas las políticas populistas de Evita y la teoría de guerra de guerrillas del Che Guevara. A pesar de que tales células nunca representaron una seria amenaza para la seguridad nacional, el ejército argentino uso una serie de ataques guerrilleros contra blancos militares y empresariales como pretexto para declarar una campaña contra la izquierda ?los generales llamaron a la acción “una guerra contra el terror”, pero el nombre que perduró fue guerra sucia.
Entre 1976 y 1983, Argentina fue gobernada por un torcido régimen militar que combinó un control social católico fundamentalista con una economía de libre mercado fundamentalista, que prohibía la música rock y almacenaba miles de millones de dólares en préstamos e inversiones de bancos extranjeros y empresas multinacionales. Los generales hicieron suya la misión de limpiar el pensamiento marxista u otros pensamientos “subversivos” de cada una de las escuelas, centros de trabajo, iglesias y barrios. También asumieron que tenían el derecho de obtener ganancias personales de esta cruzada, y extrajeron no sólo de los fondos públicos, también le robaron a las personas que torturaban y mataban sus casas, posesiones y hasta hijos (finalmente, el Estado se vio obligado a pagar compensación a muchas de las víctimas de las familias).
Hasta hoy, los generales niegan casi todo y, gracias a un perdón oficial del Estado, los asesinos de entonces caminan libres ?el despreciado Leopoldo Galtieri, quien llevó Argentina a una desastrosa guerra por las islas Malvinas, murió hace unos días y se llevó muchos secretos a la tumba?. Sin embargo, desde que terminó la dictadura militar, varias investigaciones exhaustivas han obtenido evidencia sobre los abusos durante y después de la guerra sucia. A través de una minuciosa búsqueda en estas investigaciones, los grupos de derechos humanos argentinos descubrieron que Varando ?el hombre al que el HSBC puso al mando de sus operaciones de seguridad? era parte de un grupo de personal militar acusado por los parientes de los desaparecidos de crímenes de guerra durante un ataque a los cuarteles militares de La Tablada en 1989. Un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos, finalizado en 1997, declara que dos prisioneros en la base La Tablada, Iván Ruiz y José Alejandro Díaz, fueron “desaparecidos” cuando su vigilancia estaba a cargo de Jorge Varando. Varando dice que transfirió a Ruiz y Díaz a otro oficial, y luego, cuando ese oficial fue asesinado en acción, el creyó que los prisioneros habían escapado. Sin embargo, gracias a una subsiguiente amnistía, nunca hubo una investigación criminal a fondo en torno a los eventos de La Tablada. Hoy, en conexión con un incidente que no tiene que ver, Varando está en espera del proceso judicial por el asesinato de Gustavo Benedetto.
En la esquina de Avenida de Mayo y Chacabuco, donde la fachada de cristal del HSBC ahora está encerrada en acero reforzado, tan impenetrable como los lentes de sol polarizados de los agentes de policía que hacen guardia afuera, el pasado y el presente de Argentina chocan uno contra el otro. El presunto asesino de Benedetto trabajaba para un banco extranjero, uno de los mismos bancos que se tragó los ahorros de millones de argentinos cuando, a principios de diciembre de 2001, el gobierno declaró que congelaba los retiros bancarios. Y mientras las cuentas permanecían aseguradas, el peso comenzó una caída libre. Cuando, un año después, el congelamiento bancario fue parcialmente levantado y los cuentahabientes pudieron nuevamente tener acceso a su dinero, sus ahorros habían perdido dos tercios de su valor.
A pesar de que bancos como el HSBC le echan la culpa del congelamiento al gobierno, la medida fue una respuesta al hecho de que los bancos privados habían ayudado a sus clientes más ricos a sacar alrededor de 20 mil millones de dólares de Argentina en el transcurso del anterior año, un gran monto de éste sin pagar impuestos. Al mismo tiempo, no había ninguna prohibición para sacar capital del país. Hubo un momento particularmente dramático el pasado enero, cuando la policía incursionó en una sucursal del HSBC, y en otros bancos, buscando evidencia de que cientos de vehículos armados fueron usados para transportar miles de millones de dólares estadunidenses en efectivo, sin declarar, al Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Los bancos extranjeros afirmaron que las autoridades buscaban chivos expiatorios a los cuales echarle la culpa de la crisis económica, y el HSBC Holdings Ltd dice que su subsidiaria localmente incorporada siempre ha actuado acorde a las leyes argentinas. Según el fiscal, la investigación de las acusaciones de "fraude contra el Estado, y asociación ilegal" continúan, y hasta la fecha no se han presentado cargos.
El tiempo está en el centro de los alegatos contra los bancos extranjeros: el éxodo de efectivo tuvo lugar tan sólo unos días antes de que el gobierno congelara todos los retiros, y llevó a la creencia generalizada de que a los bancos ?a diferencia de los argentinos que fueron tomados por sorpresa? les habían pasado el pitazo de que el congelamiento era inminente. Este punto es importante, porque para muchas de las familias y negocios más prósperos de Argentina, el fiasco banquero y la devaluación los hizo más ricos de lo que ya eran antes: ahora pagan los sueldos de sus empleados, sus gastos y sus deudas en pesos devaluados; pero ?gracias a los bancos? sus ahorros están seguros, almacenados fuera del país en dólares estadunidenses. Se trata de un arreglo con altas ganancias.

El país de lo desaparecido

Después de que los 20 mil millones de dólares en capital "desaparecido" fueron descubiertos, hubo tanto coraje público que varios banqueros extranjeros enfrentan cargos bajo la ley argentina de "subversión económica", la cual prohíbe actos que saboteen la economía del país. Sin embargo, este obstáculo se solucionó el pasado mayo, cuando una coalición de bancos, encabezada por el HSBC, cabildeó con éxito para que se abrogara la ley.
Este incidente fue ligado a otra controversia, la cual involucra sobornos, legisladores y bancos extranjeros. En agosto, The Financial Times publicó los alegatos hechos por banqueros y diplomáticos de que los legisladores argentinos habían solicitado de los bancos extranjeros sobornos a cambio de votar en contra de legislaciones que le hubieran costado a las instituciones financieras cientos de miles de dólares al año. Los bancos aseguran que rechazaron las ofertas. Después de que el artículo fue publicado, varios bancos sufrieron una nueva incursión de la policía argentina, esta vez para buscar evidencia de la solicitud de soborno reportada y para descubrir la fuente del alegato ?entre los lugares que sufrieron incursiones estuvieron las oficinas centrales del HSBC y la residencia privada de un portavoz de alto rango del HSBC?.
Se ha especulado respecto a si las incursiones estaban políticamente motivadas, como una venganza contra los bancos que hicieron públicos los alegatos de sobornos. Cuando Mike Smith, presidente del HSBC Argentina, rindió declaración en una audiencia judicial sobre el escándalo, dijo que no tenía ningún conocimiento específico de los incidentes descritos en The Financial Times y negó que el HSBC hubiera pagado algún soborno. También dijo que solicitar sobornos a cambio de leyes favorables era una práctica común en Argentina. Esta investigación también está en curso.
Gustavo Benedetto fue sólo una de las 33 personas que murieron violentamente durante el argentinazo de 2001. Pero su historia, atormentada por los fantasmas de la historia que sigue siendo, sin lugar a dudas, moderna, se ha transformado en un símbolo para un país que ahora trata de entender su implacable crisis económica. ¿Cómo pueden morir de hambre 27 niños al día en un país que por naturaleza es tan abundante que alguna vez dio de comer a gran parte de Europa y Norteamérica? ¿Cómo puede una nación donde los obreros antes compraban casas y coches, y ganaban los sueldos más altos de América Latina, ahora tener la más alta tasa de desempleo en el continente y un promedio salarial más bajo que el de México? Benedetto pensaba que su gobierno le debía respuestas a esas preguntas, razón por la cual fue a la plaza aquel día de diciembre.
"Había una vez un país llamado Argentina", escribe el periodista Sergio Ciancaglini, "donde mucha gente desaparecía y donde, años después, el dinero también desaparecía. Una cosa está relacionada con la otra". Ciancaglini argumenta que cualquiera que quiera entender lo que le pasó a la desaparecida riqueza debe primero viajar al pasado, para descubrir qué pasó con las personas desaparecidas. Desde el argentinazo ha habido una explosión de grupos de base que se embarcan en un viaje de este tipo, en una especie de misión nacional forense?detectivesca, que vincula los intereses económicos de la dictadura de los generales con las políticas que, años después, llevaron a la economía a la ruina. La creencia ?la esperanza? es que cuando estas piezas finalmente encajen, Argentina pueda al fin romper el ciclo de terror estatal y saqueo empresarial que ha esclavizado a este país, como a tantos otros, durante demasiado tiempo.

Romper con el "no se meta"

Gustavo Benedetto amaba leer libros de historia y economía. Según su hermana mayor, Eliana, "quería entender cómo un país tan grande pudo haber terminado en tal lío". Gustavo soñaba con ser un profesor de historia, pero esa era una meta para una época más optimista. Cuando su padre murió, en marzo de 2000, Gustavo tuvo que buscar un empleo, cualquier empleo, con el cual mantener a su madre y a su hermana. Era un mal momento para buscar trabajo. En La Tablada, el suburbio posindustrial donde los Benedetto viven, la mayoría de las fábricas ya habían cerrado. El mejor trabajo que pudo encontrar fue como empleado de un supermercado en un centro comercial cercano.
Pero al menos tenía trabajo. A pesar de que la prensa mundial descubrió la crisis económica argentina hasta hace relativamente poco, en barrios como La Tablada era un hecho desde hace al menos seis años antes. A mediados de los noventa, cuando el FMI exhibía a Argentina como un milagro del crecimiento económico y un ejemplo de las riquezas que aguardaban a las naciones pobres que abrieran sus puertas a la inversión extranjera, el desempleo ya llegaba a niveles alarmantes. Se trata de una pauta que muchas veces fue reproducida en América Latina, en países que han llevado a cabo similares reformas de libre mercado; hoy, sólo Chile sobrevive como una supuesta "historia de éxito", mientras más de 50% de la población argentina ya cayó debajo de la línea oficial de la pobreza.
Extrañamente, cuando Argentina tenía menos riqueza en papel, menos argentinos pasaban hambre. Muchos factores económicos complejos contribuyeron a este cambio, desde cambios en los cultivos agrícolas de exportación hasta los salarios que se desplomaban en el sector industrial. Pero también hubo algunos cambios sencillos que jugaron su papel, como el hecho de que los mercados de barrio vendieran comida a crédito en los tiempos difíciles: un cachito de gracia que desapareció cuando Argentina se convirtió en un escaparate de la globalización y aquellas pequeñas tiendas fueron remplazadas por hipermercados, propiedad de extranjeros, del tamaño de templos aztecas, con nombres como Carrefour, Wal-Mart y Día, la cadena propiedad española donde Gustavo Benedetto finalmente pudo conseguir un trabajo.
Así que probablemente no fue una coincidencia que, en los días anteriores al argentinazo, muchos de los hipermercados se encontraron bajo asalto, saqueados por una multitud de hombres desempleados, con caras cubiertas con playeras convertidas en improvisados pasamontañas. Cuando Gustavo se presentó a trabajar en Día el 19 de diciembre, el ambiente estaba insoportablemente tenso: nadie sabía si este castillo de concreto sería el siguiente en ser asaltado por multitudes hambrientas y enojadas. A mediodía, el gerente decidió acabar con el suspenso y cerró temprano.
Cuando Gustavo llegó a casa, encendió la televisión. Lo que vio fue un país en abierta revuelta, con protestas que surgían por todos lados. Durante todo el día y toda la noche, le estuvo cambiando de un canal al siguiente, pero ya para las 10:40 pm, todos los canales mostraban la misma imagen: el presidente Fernando de la Rúa, su cara, pegosteosa por el sudor, leía, tieso, un texto preparado. Argentina, dijo, estaba bajo el ataque de “grupos que son enemigos del orden y que van a propagar la discordia y la violencia”. Declaró un estado de sitio.
Para muchos argentinos, la declaración del presidente sonaba como el preludio de un golpe militar ?y ese fue un error fatal del gobierno de De la Rúa?. Gustavo miró las imágenes en vivo de la Plaza de Mayo que se llenaba de gente. Golpeaban cacerolas y sartenes con cucharas y tenedores, un reproche sin palabras pero estruendoso a las instrucciones del presidente: los argentinos no renunciarían a las libertades básicas en nombre del "orden", declararon. Lo habían intentado antes bajo la junta, y había acabado mal. Y entonces, una sola exclamación rebelde surgió de la muchedumbre de abuelas y estudiantes de prepa, mensajeros motociclistas y obreros desempleados; sus palabras iban dirigidas a los políticos, los banqueros, el FMI y todos los demás "expertos" que afirmaban tener la receta perfecta para la prosperidad y estabilidad de Argentina: "Que se vayan todos", dijeron.
Esa noche, Gustavo durmió a rachas. A la mañana siguiente, cuando llegó al trabajo, la tienda estaba cerrada, así que se regresó a casa y de nuevo prendió la televisión. Fue entonces que sintió un impulso que nunca antes había sentido ?quería unirse a una manifestación política?. De repente, Gustavo Benedetto, un chavo tranquilo que no había protestado contra nada en toda su vida, brincó del sofá, apagó la tele y le dijo a su madre que iba al centro.
De camino a la parada del camión, Gustavo le preguntó a varios de sus amigos del barrio de La Tablada si querían unirse a él ?para ser parte de esta historia que presenciaban en las pantallas de sus televisores?. Pero no pudo encontrar a nadie que le entrara: la mayoría de las personas en La Tablada ya estaban hartas de la historia. Durante los setenta y los ochenta, este barrio de clase trabajadora estuvo literalmente atrapado entre el fuego del ejército y las guerrillas: en aquel momento, varias células izquierdistas estaban activas en la zona, y también era el hogar de la Infantería Mecanizada No. 3 de La Tablada, una gran base militar donde tenían lugar supuestos abusos a los derechos humanos. En La Tablada, la guerra sucia era aún más sucia que en otros lugares, con los padres que se topaban con los asesinos de sus hijos en la tiendita de la esquina. Y como cualquier tipo de contacto con un izquierdista era suficiente para que te etiquetaran como un colaborador, lo más seguro que podías hacer era retirarte a tu hogar: las puertas se cerraban ante antiguos amigos que buscaban refugio, las persianas rápidamente se corrían cuando había una conmoción afuera, se subía el volumen de la radio para ahogar los gritos en los departamentos vecinos. En La Tablada, como en otros lugares de Argentina, los habitantes aprendieron a vivir fielmente bajo la filosofía de los tiempos del terror: "No se meta". Se trata de una actitud que ha pervivido hasta hoy.
Sin embargo, Gustavo decidió romper con esa tradición. No tenía modo de saber que las tácticas de la dictadura estaban a punto de regresar a las calles de Buenos Aires. Durante las dos horas que le llevó trasladarse de los suburbios al centro de Buenos Aires, el jefe de la policía había enviado la orden de "limpiar la Plaza de Mayo". Al principio, los equipos antimotines usaron balas de hule y gas lacrimógeno, pero pronto se les acabaron y cambiaron a municiones letales.
La policía empujó a la muchedumbre a la Avenida de Mayo y la muchedumbre empujó de regreso. Alrededor de las 4 pm, un grupo de cerca de 20 agentes de la policía buscaban un lugar seguro para refugiarse y recargar sus armas. Escogieron el lobby del HSBC, uno de los edificios más seguros en la ciudad porque también alberga a la embajada israelí. Un puñado de manifestantes ?menos de cinco, según los documentos de la Corte? se separó de los ríos de gente que se encaminaban hacia la Plaza de Mayo y comenzó a tirar piedras contra el banco. Un hombre rompió un marco del vidrio con una barra de metal. La policía y los guardias de seguridad privada que estaban dentro se asustaron y abrieron fuego. Según la evidencia que más tarde se pudo escuchar en la Corte, en el lapso de sólo cuatro segundos una ráfaga de al menos 59 balas fue disparada hacia la calle repleta. Justo en ese momento, Gustavo Benedetto iba caminando solo y, después de haber estado en el centro durante menos de una hora, dio la vuelta en la Avenida de Mayo. Estaba a muchas yardas del banco cuando una bala de plomo, disparada desde un arma de 9mm, lo alcanzó en la parte trasera de la cabeza. Cayó al suelo; en un instante estaba muerto.

La cámara delatora

Puede ser que el HSBC haya sido un buen sitio para que los agentes de la policía encontraran refugio durante el caos del argentinazo, pero cuando se trata de un crimen supuestamente cometido desde su lobby, un banco, con sus cámaras de seguridad que monitorean cada ángulo, ofrece poca cubierta. Las cámaras de vigilancia del HSBC, desde que entraron como evidencia en la Corte, claramente muestran a los agentes de la policía y de seguridad bancaria apuntando y disparando sus armas a través del cristal. Esta evidencia ha llevado a un raro evento en los anales de la justicia argentina: el arresto de un ex oficial militar bajo el cargo de asesinato.
Jorge Varando es graduado de la Escuela de las Américas, un campo de entrenamiento de “contrainsurgencia” con sede en el sur de Estados Unidos. Declaró que no le disparó a Benedetto y alega que actuó adecuadamente, como un agente de seguridad que defendía el banco. En una reciente entrevista radiofónica, lo citan y dicen que admitió haber disparado su arma, y que dijo que lo hizo “en total tranquilidad” y “para frenar a los que intentaban entrar en el edificio”. Hasta ahora, el HSBC se ha negado a comentar sobre el caso debido a que los procesos legales están en curso; se limitó a señalar que su empleado Varando constantemente ha sostenido que es inocente. Aún no está claro si Varando va a ser representado por un abogado del HSBC cuando el caso vaya a juicio, pero el banco tuvo su propio abogado durante las audiencias previas al juicio. El HSBC está inevitablemente involucrado de alguna manera, porque la balacera se llevó a cabo desde sus instalaciones, y sus cámaras de seguridad ofrecen evidencia crucial. Pero esa evidencia ha resultado ser problemática. Cuando la Corte recreó el crimen, equiparando el video de Varando al disparar su arma con el lugar donde Benedetto fue asesinado, pronto quedó claro que alguien había cambiado el ángulo de la principal cámara de vigilancia, y esto hacía que fuese extremadamente difícil hacer coincidir la reconstrucción con el video original de Varando disparando a través del cristal. El personal bancario dice que el ángulo de la cámara fue cambiado accidentalmente durante una limpieza de rutina.
Y el caso ha atraído aun más el interés porque cada mes, desde el asesinato, amigos y familiares han puesto un improvisado monumento conmemorativo a Gustavo Benedetto frente al banco ?y cada mes, el monumento es misteriosamente removido y el nombre de Gustavo es borrado?. Finalmente, esta práctica terminó el pasado noviembre, cuando un equipo de televisión que acechaba el edificio del HSBC a las 3 am, filmó cómo dos agentes de la policía federal llegaron en un auto sin señas particulares y destruyeron el monumento de concreto y cerámica con unas palancas. Los agentes fueron suspendidos.

El espejismo de Menem

Hasta hace relativamente poco, Argentina seguía una política de amnesia oficial, respecto de los crímenes de la guerra sucia. Claro, las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos aún sacaban numerosos y mordaces informes; las Madres de la Plaza de Mayo aún marchaban; y los hijos de padres desaparecidos aún se aparecían, de vez en vez, fuera de los hogares de ex militares para aventar pintura roja. Pero antes del argentinazo, la mayoría de los argentinos clasemedieros veían tales acciones como rituales macabros de una época pasada. ¿Qué no habían recibido el memorándum? El país había “avanzado” ?o al menos se suponía que lo había hecho, según el ex presidente Carlos Menem?.
Menem, un partidiario del libre mercado que maneja un Ferrari, quien es la fusión argentina de Margaret Thatcher y John Gotti, fue electo en 1989, con la economía en recesión y la inflación en ascenso. Declaró que muchos de los problemas económicos de Argentina eran el resultado de los intentos chapuzeros de su predecesor de traer a justicia a los generales de la guerra sucia. Menem ofreció una alternativa: en vez de ir hacia atrás, hacia el infierno de las tumbas sin nombre y las mentiras del pasado, dijo, los argentinos deberían de poner en blanco la pizarra, unirse a la economía global y después poner toda su energía en conseguir un crecimiento económico.
Tras perdonar a los generales, Menem inició un entusiasta programa de lo que aquí en América Latina llaman “neoliberalismo”: o sea, privatizaciones masivas, despidos en el sector público, “flexibilización” del mercado laboral e incentivos empresariales. Recortó los programas federales de comidas, redujo el fondo nacional de desempleo en casi 80%, despidió a cientos de miles de empleados estatales y declaró ilegales muchas huelgas. Menem apodó a esta rápida reconstrucción del libre mercado “cirugía sin anestesia”, y les aseguró a los votantes que, una vez que el dolor de corto plazo amainara, Argentina, en palabras de una de sus campañas promocionales, “nacería de nuevo”.
Los habitantes clasemedieros de Buenos Aires, muchos de ellos avergonzados por su complicidad o complacencia durante la guerra sucia, tomaron con entusiasmo la idea de vivir en un nuevo país sin pasado. “No te involucres”, el mantra de los años del terror, cedió su lugar al “Ante todo, primero yo”, el mantra del alto capitalismo; bajo esta causa, los vecinos son competencia y el mercado está antes de cualquier otra cosa, incluso antes de la búsqueda de la justicia y la reconstrucción de las destrozadas comunidades. En los años que siguieron, el Buenos Aires de los noventa se metió en una juerga de consumismo y ascenso laboral que el neoyorkino o londinense más adicto a las compras y al trabajo se vería pequeño. Según cifras gubernamentales, entre 1993 y 1998, el total del gasto por hogar se incrementó en 42 mil millones de dólares, mientras que el gasto en bienes importados se duplicó, en los mismos cinco años, de 15 mil millones de dólares en 1993 a 30 mil millones en 1998.
En los ostentosos barrios de Recoleta y Palermo, los habitantes compraban no sólo los últimos aparatos electrónicos importados y la ropa de diseñador, sino también nuevas caras y nuevos cuerpos ?Buenos Aires pronto competía con Río de Janeiro por el título de la capital de la cirugía cosmética, con un cirujano plástico presumiendo tener 30 mil clientes?. Los argentinos claramente querían ser rehechos, como su país ?como su presidente, quien desaparecía periódicamente, y luego reaparecía con la cara estirada y asegurando que una abeja lo había picado?.
Durante un rato, las máscaras y los disfraces de los noventa parecían asombrosamente reales. Durante esa década, el PIB nacional se incrementó en 60% y la inversión extranjera llegaba a chorros. Pero así como los accionistas de Enron no se tomaron el cuidado de mirar con detenimiento los libros de contabilidad, siempre y cuando sus ganancias subieran, los inversionistas extranjeros y los prestamistas en Argentina no vieron que el delgado y mezquino gobierno de Menem estaba hundido en una deuda 80 mil millones de dólares más profunda en 1999 que la que había tenido el gobierno de 1989. O que, principalmente gracias a los despidos en las compañías privatizadas, el desempleo había aumentado de 6.5% en 1989 a 20% en 2000.
En pocas palabras, “el milagro de Menem”, como efusivamente lo llamó Time Magazine, era un espejismo. La riqueza que fluía en la Argentina de los noventa era una combinación de finanzas especulativas y ventas de una ocasión: la compañía telefónica, la compañía petrolera, los ferrocarriles, la aerolínea. Tras la infusión inicial de efectivo y palmeras engrasadas, lo que quedó fue un país vaciado, servicios básicos caros y una clase trabajadora que no trabajaba. También dejó tras de sí un sector financiero desregulado, estilo viejo oeste, que permitió que las familias más ricas de Argentina sacaran del país 140 mil millones de dólares en riqueza privada y los depositaran en cuentas bancarias extranjeras ?un monto mayor que el PIB o la deuda externa?.

Congelar salarios a culatazos

Conforme desaparecía la riqueza de Argentina, destinada a cuentas bancarias en Miami y a la bolsa de valores en Milán, la amnesia colectiva de los años de Menem también comenzó a desaparecer. Hoy, casi 20 años después de que la dictadura de la junta terminó, y con los viejos generales muertos o muriéndose, los fantasmas de los 30 mil desaparecidos de repente aparecieron. Ahora embrujan cada aspecto de la crisis actual del país. En los meses que siguieron al argentinazo, el pasado parecía estar tan presente que era como si el tiempo se hubiera colapsado y el terror estatal hubiera sido cometido ayer. En las cortes y en las calles surgió un debate nacional, no sólo sobre cómo fue que tantos se habían librado de ser castigados por sus crímenes, sino también sobre las razones por las cuales el terror había tenido lugar: ¿por qué murieron esas 30 mil personas? ¿En nombre de los intereses de quién murieron? ¿Y cuál era la conexión entre aquellas muertes y las políticas de libre mercado que le habían fallado tan espectacularmente al país?
En aquella época en que los estudiantes y los sindicalistas eran arrojados de Ford Falcon verdes y llevados a centros clandestinos de tortura, había poco tiempo para preguntas respecto de las causas profundas y los intereses económicos. Durante los años del terror, los activistas argentinos tenían una sola preocupación ?mantenerse vivos?. Cuando grupos como Amnistía Internacional comenzaron a intervenir y apoyarlos, ellos también estaban preocupados por la supervivencia cotidiana. Los investigadores rastreaban a las personas desaparecidas y después pedían su liberación, o al menos la confirmación de su muerte.
Hubo, sin embargo, algunas excepciones, individuos que fueron capaces de ver que los generales tenían un plan económico tan agresivo como sus planes sociales y políticos. En 1976 y 1977 ?cuando el terror estaba en su punto más sanguinario y bárbaro? los generales presentaron un programa de “restructuración” económica que resultaría ser una probadita de la globalización empresarial corta?gargantas de hoy. Recortaron a la mitad el sueldo promedio nacional, redujeron dramáticamente el gasto social y quitaron el control de precios. Los generales fueron espléndidamente recompensados por estas medidas: en esos mismos dos años, Argentina recibió más de 2 mil millones de dólares en préstamos extranjeros, más de lo que el país había recibido en los pasados seis años. Para cuando los generales regresaron el país en 1983, habían incrementado la deuda externa nacional de 7 mil millones de dólares a 43 mil millones.
El 24 de marzo de 1977, un año después del golpe, el periodista de investigación argentino Rodolfo Walsh publicó una Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar ?estaba destinada a ser uno de los escritos más famosos en el rubro de las cartas latinoamericanas modernas?. En ella, Walsh, miembro del movimiento juvenil de los Montoneros, rompió con la censura oficial a la prensa al emprender un recuento detallado de la campaña de terror de los generales. Pero había una segunda parte de la Carta Abierta, la cual, según el biógrafo de Walsh, Michael McCaughan, fue suprimida por el liderazgo de los Montoneros, muchos de los cuales, aunque fuesen militantes en sus tácticas, no estaban tan enfocados como Walsh en la economía. La mitad perdida, recién publicada en el libro de McCaughan, True Crimes, trasladaba el enfoque de los abusos a los derechos humanos de los militares a su programa económico; con Walsh declarando ?un tanto heréticamente? que el terror no era “el mayor sufrimiento infligido sobre el pueblo argentino, ni la peor violación a los derechos humanos que han cometido. Está en la política económica de este gobierno, donde uno descubre no sólo la explicación de los crímenes, sino también una mayor atrocidad que castiga a millones de seres humanos a través de la miseria planeada”.
De nuevo, Walsh ofreció un catálogo de crímenes: “Congelar los salarios a culatazos mientras los precios suben a punta de bayoneta, prohibir todo tipo de negociaciones colectivas, prohibir las asambleas y las comisiones internas, ampliar los días laborales, incrementar el desempleo ... una política económica dictada por el Fondo Monetario Internacional, siguiendo una receta aplicada indiscriminadamente en Zaire o Chile, en Uruguay o Indonesia”.
Minutos después de enviar por correo las copias de su carta, Walsh fue emboscado por la policía y muerto a tiros en las calles de Buenos Aires.
Más difícil de matar, sin embargo, ha sido la descripción de Walsh de una lógica económica que sobrevivió a la dictadura, una lógica que guió al escalpelo de la cirugía de Menem sin anestesia y que sigue guiando cada misión del FMI en Argentina, el cual parece siempre pedir más recortes a la salud pública y la educación, mayores tarifas a los servicios básicos, más ejecuciones de hipotecas. Pero Walsh no lo llamó “buen gobierno” o “prudencia fiscal” o “ser competitivo a nivel global” ?él lo llamó “miseria planeada”?.
Walsh comprendió que los generales no estaban librando una guerra contra “el terror”, sino una guerra contra cualquier barrera a la acumulación de riqueza de los inversionistas extranjeros y sus beneficiarios locales. Cada día que pasa prueba su presciencia. Los juicios civiles continúan desterrando evidencia fresca de que las empresas extranjeras colaboraron de manera cercana con la junta en su exterminación del movimiento sindical en los setenta. Por ejemplo, el pasado diciembre, un procurador federal presentó una demanda criminal contra Ford Argentina (una subsidiaria de Ford). Alegaba que la compañía tenía dentro de una de sus plantas un centro militar de detención a donde se llevaba a organizadores sindicales. “Ford [Argentina] y sus ejecutivos estaban en connivencia en el secuestro de sus propios trabajadores y creo que deberían de rendir cuentas al respecto”, dice Pedro Troiani, un ex obrero de la Ford que declaró que los soldados lo secuestraron y golpearon dentro de la fábrica. Mercedes-Benz (ahora una subsidiaria de DaimlerChrysler) enfrenta una investigación parecida, tanto en Alemania como en Argentina, como resultado de alegatos de que la compañía colaboró con los militares durante los setenta para purgar una de sus plantas de militantes sindicales, dando nombres y domicilios de 16 trabajadores que después “desaparecieron”, 14 de los cuales jamás fueron vueltos a ver. Tanto Ford como Mercedes-Benz niegan que sus ejecutivos hayan jugado algún papel en alguna de las muertes.
Y, claro, también está el caso de Gustavo Benedetto. A primera vista, no hay nada que conecte el asesinato de Benedetto al pasado y no hay punto de comparación entre la represión durante el argentinazo y el terror de la guerra sucia. Sin embargo, el caso Benedetto destaca el cambiante papel de los militares, el Estado y los intereses financieros, y el papel actual de los ex oficiales militares. En los setenta, Jorge Varando, el hombre acusado del asesinato de Benedetto, trabajaba para un régimen militar que abrió el sector bancario de Argentina a los bancos privados. En 2001, con las fuerzas armadas reducidas, así como el resto del sector público, él trabajaba de manera directa para uno de estos bancos. El temor es que el gran logro de dos décadas de democracia es sólo que el intermediario fue erradicado y que la represión fue privatizada. Los bancos y empresas en Argentina son custodiados por unidades de ex oficiales militares armados, que los protegen de los manifestantes públicos, y que despiertan preguntas difíciles sobre los compromisos que se hicieron durante la transición de la dictadura a la democracia.
Hoy, la historia de esa transición se rescribe en las calles. No hay un claro “antes” y “después” de la dictadura. En vez, el proyecto de la dictadura emerge como un proceso: los generales prepararon al paciente, después Menem llevó a cabo “la cirugía”. La junta hizo más que desaparecer a los organizadores sindicales que podrían haber luchado contra los despidos masivos y los socialistas que quizá se hubieran rehusado a poner en práctica el más reciente plan de austeridad del FMI. El gran logro de la guerra sucia fue la cultura del miedo y del individualismo, la cual se quedó en barrios como La Tablada, donde Gustavo Benedetto creció.
Los generales comprendieron que su verdadero obstáculo hacia un control social completo no eran los rebeldes izquierdistas, sino la presencia de comunidades con lazos fuertes y la sociedad civil. Razón por la cual emprendieron la misión de “desaparecer” la esfera pública. En el primer día del golpe de 1976, los militares prohibieron todos los “espectáculos públicos”, desde carnavales, pasando por el teatro, hasta las carreras de caballos. Las plazas públicas estaban estrictamente reservadas para los shows de fuerza militar y la única experiencia comunal permitida era el futbol. Al mismo tiempo, los militares lanzaron una campaña para convertir a toda la población en informante: los periódicos estatales estaban repletos de anuncios que recordaban a los ciudadanos que era su deber civil reportar a cualquiera que pareciera que estuviera haciendo algo “subversivo”. Y cuando la población se retrajo a sus hogares, el proyecto económico de la dictadura pudo ser continuado y profundizado por los sucesivos gobiernos civiles sin siquiera tener que recurrir a una engorrosa represión ?al menos hasta hace poco?.
En los setenta, cuando las Madres de la Plaza de Mayo comenzaron a buscar a sus desaparecidos seres queridos, era común que estas valientes mujeres dijeran que sus hijos eran inocentes, que cuando se los llevaron “no estaban haciendo nada”. Hoy, las Madres encabezan manifestaciones contra el FMI, hablan sobre el “terrorismo económico”, y declaran con orgullo que sus hijos sí estaban haciendo algo cuando fueron secuestrados ?eran activistas políticos que trataban de salvar al país de la miseria planeada que comenzó bajo la dictadura y que sólo se ha profundizado bajo la democracia?.
En los escombros de lo que quedó de Argentina después de diciembre de 2001, algo extraordinario comenzó a pasar: los vecinos asomaron la cabeza de sus departamentos y casas, y, en la ausencia de un liderazgo político o de un partido que le diera sentido a la explosión espontánea del cual eran parte, comenzaron a hablar unos con otros. A pensar juntos. A finales de enero de 2002, tan sólo en el centro de Buenos Aires ya había unas 250 asambleas barriales. Las calles, parques y plazas se llenaron de reuniones, la gente se desvelaba, planeaba, discutía, daba testimonios y votaba.
Muchas de esas primeras asambleas eran más terapias grupales que reuniones políticas. Los participantes hablaban sobre su experiencia de aislamiento en una ciudad de 11 millones. Los académicos y los abarroteros se disculpaban por no haber cuidado unos de otros, los gerentes de publicidad admitían que solían despreciar a los obreros desempleados, y que asumían que se merecían su difícil situación, y que nunca pensaron que la crisis podría llegar a las cuentas bancarias de la clase media cosmopolita. Y estas disculpas por las equivocaciones actuales pronto cedieron el paso a confesiones en lágrimas sobre eventos que databan de la época de la dictadura. Una ama de casa se paraba y admitía públicamente que, tres décadas antes, cuando escuchaba una historia más acerca de que el esposo o hermano de alguien había desaparecido, había aprendido a cerrar su corazón al sufrimiento, y se decía a sí misma “por algo será”.
La mayoría de las asambleas comenzaron ?en vista de tanta miseria planeada? a planear otra cosa: alegría, solidaridad, otro tipo de economía. Se abrieron cocinas colectivas, se formaron bancos de empleos y clubes de trueque. Durante el pasado año, entre 130 y 150 plantas, en bancarrota y abandonadas por sus dueños, fueron tomadas por los trabajadores y transformadas en cooperativas o colectivos. En fábricas de tractores, supermercados, editoriales, fábricas de aluminio y pizzerías, las decisiones sobre la política de la compañía ahora se toman en asambleas abiertas, y las ganancias se reparten equitativamente entre los trabajadores. En los últimos meses, las fábricas tomadas han comenzado a crear redes y comienzan a planear una “economía de solidaridad” informal: por ejemplo, los trabajadores textiles de una fábrica tomada hacen las sábanas para una clínica de salud tomada; un supermercado en Rosario, transformado en una cooperativa, vende pasta hecha en una fábrica de pasta tomada; panaderías tomadas construyen hornos con tejas de una planta de cerámica tomada. “Siento como si al fin estuviera terminando la dictadura”, me dijo un asambleísta cuando llegué a Buenos Aires. “Es como si hubiera estado encerrado en mi casa durante 25 años y ahora, al fin, estoy fuera”.

La hija de la democracia

Rodolfo Walsh calculaba que tomaría 20 o 30 años antes que los efectos de la campaña del terror se desgastaran y los argentinos estuvieran al fin listos para luchar de nuevo por la justicia social y económica. Eso fue hace poco más de 25 años. Así que no pude evitar pensar en Walsh cuando conocí a Gabriela Mitidieri, una estudiante de preparatoria, confiada en sí misma, que, a excepción de su política, bien podría encajar en una audición para Academia de la Fama 2. Mitidieri nació en 1984, durante el primer año completo de gobierno electo en Argentina tras la dictadura. “Soy hija de la democracia”, dice, con un dejo de sarcasmo dieciochoañero. “Eso significa que tengo una responsabilidad especial”.
Así como ella lo ve, esa responsabilidad es vasta ?finalmente liberar al país de las políticas económicas que sobrevivieron a la transición de un mandato militar a uno civil?. Sin embargo, parece impávida ante la tarea, o al menos no tiene miedo. Gaby, como la llaman sus amigos y familiares, se lanza a las manifestaciones portando unos pantalones cargo a la cadera y la mochila Blink 182 de su hermano, sostiene pancartas con sus uñas pintadas de negro y reta con la mirada a las líneas de policías, con sus ojos espolvoreados con brillantina azul.
Sus padres no comparten su audacia. Cuando las calles de Buenos Aires explotaron con el argentinazo de 2001, en el modesto hogar de los Mitidieri también tuvo lugar una explosión. El conflicto trataba sobre si la entonces diecisieteañera Gaby obtendría permiso para participar en las manifestaciones. Gaby estaba decidida a ir a la Plaza ?“Simplemente no podía aceptar ser una de esas personas que miran el mundo a través de una pantalla de televisión”, dice ahora?. Su padre, un superviviente de la guerra sucia, durante la cual fue secuestrado y torturado, físicamente bloqueo el camino de Gaby hacia la puerta mientras ella gritaba que él, entre todas las personas, debería entender por qué necesitaba estar en las calles. Sergio Mitidieri permaneció impasible ?tenía la edad de Gaby cuando se involucró por primera vez en política estudiantil y su juventud no lo había salvado ni a él ni a sus amigos, muchos de los cuales fueron asesinados en campos de concentración?.
Como muchos de su generación, Mitidieri no regresó al activismo político después de que los generales se retiraron. El terror de aquellos años permaneció dentro de él, robándole la confianza decidida de sus días estudiantiles ?durante años, le dijo a Gaby que las cicatrices en su espalda y sus hombros provenían de accidentes deportivos?. Hoy, aún no le gusta hablar del pasado; mantiene la cabeza agachada y trabaja duro para mantener a su esposa y sus cuatro hijos. Gaby dice que el miedo de su padre ?el hecho de que “viva con la idea de la muerte pendiendo sobre su cabeza”? significa que la dictadura, ya sea impuesta por el terror externo o por el miedo interno, aún tiene agarrado al país. “La primera vez que me enteré sobre lo que le había pasado a mi padre”, dice Gaby, “me preguntaba una y otra vez ‘¿por qué vivió? ¿Por qué dejaron que sobreviviera?’ Después leí 1984 y me dí cuenta de que él y otros sobrevivieron para mantener vivo el miedo, y para recordar a toda la población el miedo. Mi padre es una prueba viviente de eso”.
Pero, sentada en el hogar de los Mitidieri, en el primer aniversario del argentinazo, me dio la impresión de que puede ser que Gaby, la autoproclamada “hija de la democracia”, esté subestimando el poder contagioso de la democracia. En 2002, cuando anunció en la mañana del 19 de diciembre que se iba a unir a las manifestaciones para conmemorar el aniversario, su madre, callada, la ayudó a empacar su mochila: agua, un teléfono celular, un limón (ayuda a mitigar los efectos del gas lacrimógeno) ?hasta le prestó una bufanda?. El padre de Gaby las miró empacar, se veía preocupado pero orgulloso.
Esa noche, la asamblea barrial local convocó a todos a salir de sus casas con cacerolas y sartenes para celebrar el día en que ?un año antes? algo cambió a Argentina (aunque nadie ha podido explicar todavía exactamente qué fue). Y una cosa curiosa sucedió: los padres de Gaby aparecieron. Se quedaron a la orilla del encuentro, no hablaron con nadie ?pero estaban ahí?.
“Aún tenemos miedo”, me dijo Sergio Mitidieri, “pero también sentimos coraje. Es mejor luchar en las calles que estar callado en casa. Gaby me enseñó eso”.

*Naomi Klein es la autora de No Logo y Fences and Windows.
(Traducción: Tania Molina Ramírez. © Naomi Klein, 2003. El artículo fue publicado el 25 de enero de 2003 en el diario inglés The Guardian. La investigación adicional fue realizada por Dawn Makinson y Joseph Huff-Hannon)

Naomi Klein y Argentina

Naomi Klein y Argentina

Profesor J

Ya Naomi Klein nos tiene acostumbrados a su habil, inteligente y
pedagogico metodo de abordar procesos sociales, en una forma tal que,
adentrandose en el fenomeno estudiado, extrae de el ejemplos
concretos y de gran simplicidad con los cuales regresa a la mesa de
la sintesis para armar los rompecabezas y ponerlos en lenguaje
ascequible.

De sus reflexiones sobre las grandes movilizaciones que hasta Seattle
estremecieron el mundo, viene ahora a visitar Argentina, como muchos
otros ya lo estan haciendo y ojala muchos mas lo hagan para que las
diferentes interpretaciones consigan sistematizar los ejemplos
necesarios para la gran tarea de contribuir a la multiplicacion de
los focos de rebeldia y autonomia que, con esas sintesis o no,
avanzan por el planeta.

Hasta que punto las consideraciones de Klein aportan en este
sentido... Habria que dilucidar si ella estaria tambien por ese
objetivo.

Trataremos de armar tambien ese rompecabezas para utilidad de
lectores y analistas.

Petras acostumbra a ser claro en sus posturas, que pueden diferir de
otros. Klein a veces parece planear por encima de los compromisos
proyectando una idea de objetividad analitica que bien puede ser el
sentido de sus trabajos, como invitando a otros a ser objetivos
tambien. Klein goza de enorme simpatia en la vieja izquierda marxista
racionalista estadounidense, que desde Montly Review ha contribuido
articulando intelectuales y profesores universitarios que en
distintas posiciones en diferentes paises transmiten esas posturas
analiticas, dotadas de un alto grado de logica formal disfrazada de
dialectica, a sus estudiantes o empleados en ONGs.

Algunos marxistas del pais del norte se han retirado de esa linea
tradicional de trabajo buscando un compromiso mayor en las tareas
tactico-estrategicas de la lucha sin abandonar las reflexiones e
investigaciones a que estan acostumbrados. Es notorio que se hace
dificil para corrientes mas avanzadas o criticas del marxismo tener
la simpatia y la maquina divulgativa de este grupo de intelectuales
con base en Estados Unidos.

No es facil para Toni Negri, por ejemplo, ser publicado por ellos,
menos los autores vinculados a la izquierda comunista que discrepaban
con Lenin, y menos aun los criticos situacionistas o de la linea
Krisis. Sabidas son las enormes dificultades que todas esas
corrientes han tenido siempre y tienen hoy para ser aceptados por ese
grupo, lo que obliga a llamar la atencion cuando se ven los aplausos
que de alli salen hacia Klein. La tonica tradicional de ese grupo
norteamericano y otros similares ha sido entrar a competir con las
teorias burguesas en su mismo terreno, esto es, la racionalidad, la
argumentacion logica y el positivismo.

Asi Klein a veces nos parece que entra en las manifestaciones de
masas no a aprender nuevos metodos interpretativos o a extraer las
nuevas voces que alli emergen de nuevos sujetos, sino a llevar esas
piezas de rompecabezas a ser ordenadas de manera tal que consigan ser
asidas por las formas, contenidos y niveles culturales de la logica
dominante que circula entre los intelectuales de izquierda y derecha.

Es claro que nuestra metodologia y formas de interpretacion esta
lejos de ser correcta, siendo mas bien una mas entre muchas, y es
justamente por eso que vamos a adentrarnos un tanto en esta reflexion
de Klein, mostrando que los datos reunidos por ella no son todos los
que existen y que obedecen a una selección derivada del marco en que
ella quiere permanecer, pues con ellos llega de forma bien
estructurada a las conclusiones que muestra en su texto. Con otros
datos otros autores pueden llegar a otras conclusiones y es legitimo
entrecruzarlos.

He dicho en mi ultimo texto sobre Petras que los caminos de la lucha
de masas no seran resultados de debates, sino de embates, con lo
produce la impresión de que chocan dos grandes campos en los
analisis, el campo racionalista estricto y el campo de un nuevo
pensamiento permeado por la diversidad, esto es, disperso en la misma
medida que diferentes sujetos sociales se conforman como sujetos del
conocimiento y de la accion, y la condicion de ello esta en su propia
individualidad, o sea, su capacidad como colectivos de entender y
actuar el mundo desde su punto de vista, si no la autonomia no tiene
sentido.

Asi la contradiccion aparece mas clara entre los intelectuales que
aspiran a que exista una especie de conciencia o subjetividad
unificada donde todos se sientan como dentro de ella, con lo que
facilmente se cae en la red comunicativa habermasiana, que durante
algun tiempo se dedico a cooptar intelectuales para atraerlos a esa
vision, lo que consiguieron con Jose Genoino, el actual presidente
del PT brasilero que recibio un merecido tortazo en el Forro de Porto
Alegre, y por el otro lado el pensamiento autonomo, que por tal es
diverso, con lo que resulta oportunista el intelectual que dice
reconocer la diversidad y al mismo tiempo lucha por la homogenizacion
del pensamiento: son diversos, los respeto, pero tengo la obligacion
de convencerlos de esto o de lo otro.

Klein ha sido mas cuidadosa y se mantiene entre las dos aguas, pero
el hecho de usar los mismos metodos positivistas y encerrar la
descripcion de la realidad estudiada dentro de conceptos que se
corresponden con la racionalidad predominante, ofrece dudas de
algunas de sus conclusiones. De hecho no coincidimos con su
interpretacion de la realidad argentina y vamos a mostrar nuestras
apreciaciones.

Recomiendo antes de continuar, que lean primero el articulo de la
autora, que he recibido ayer por e-mail y creo que debo buscar donde
anda para sugerirlo a los compas, aunque no debe ser dificil que
otros tambien lo hagan asi.

(Pausa para ir a leer el articulo, cuyo titulo es:
Argentina, un paísque intenta sacudirse el temor de encima.
La miseria planeada. 
Naomi Klein 
Masiosare 
Publicado el 25 de enero de 2003 en el diario inglés
The Guardian).


Seguimos:

Comienza la autora con una pregunta: ¿Cómo se conmemora el
aniversario de algo que es imposible definir? Y luego dice que esa
fue la pregunta a la que decenas de miles de argentinos se
enfrentaron, con lo que transfiere su interrogante a los otros y que
yo recuerde nadie se la hacia, al menos en las discusiones publicas,
algo asi como ante un cuadro abstracto uno se dedica a interpretar o
a sentir y el otro a buscarle la explicacion. Asi miles de argentinos
se pusieron de frente en un punto focal, todos pasan a estar unidos
en la necesidad comun de responder esa interrogante.

Hummm! No estamos muy convencidos de eso. Se me ocurre algo asi como
que el medico occidental persigue a preguntas al medico de una
comunidad originaria o dice a otros que esa comunidad se enfrenta a
una o varias preguntas.

Simplemente se estaba conmemorando el hecho y se estaba dando
continuidad a la lucha. Muchos en Argentina estan tratando de darle
forma al proceso, que sea asi o de esta otra manera, pues se guian
por la necesidad imperiosa de contar con las definiciones y caminos
trazados previamente en sus cabezas antes de dar pasos. Quizas
estamos siendo demasiados duros con la autora y probablemente esta
tratando de explicar a otros lo sucedido en lenguajes o codigos que
esos otros entiendan, pero asi y todo seria una concesion a formas
interpretativas y comunicativas que muchos pretenden imponer a las
masas en movimiento como las intenciones del Forro de Porto Alegre.
No estoy seguro, pero es probable que este texto haya sido divulgado
en dicho Forro. Definir, definir.

Por ejemplo el amor, es mejor vivirlo que definirlo y a veces se nos
aparecen sentimientos que nos confunden y tratamos de darle una
explicacion para que nuestra razon continue siendo el filtro de la
vida. Vivimos en una red de comunicaciones racionales que garantizan
su predominio por sobre las comunicaciones afectivas ayudando a la
reproduccion de las distancias funcionales al sistema de dominacion.
Quebrar eso no es facil, pero ya se esta dando como proceso y algunos
intelectuales insisten en ir hacia el lado contrario, o sea, definir,
aprisionar esa energia de las muchedumbres en conceptos racionales
con los cuales se pueda continuar con el dominio de las
argumentaciones (y de los proyectos). Asi, la necesidad de la
racionalidad o inteligencia de las acciones permite que sea en ese
terreno donde deben dilucidarse las cosas y no en las acciones
mismas, las que según muchos teoricos deben hacerse despues de
haberlas analizado y ordenado en la estrategia o planificacion
instrumental, con lo que caemos en lo mismo, seran los inteligentes
los que van a dirigir a las masas, de alli la importancia de
construir organicas y estructuras de todo tipo por donde circulen
esas racionalidades transformadas en comandos autoritarios.

Dice que los hechos no configuran ni una revolucion ni un motin,
agotando asi las definiciones posibles, o sea, cerrando caminos para
luego abrir ella misma otros como hipotesis, diciendo con muy poca
fortuna que se trata de una caotica explosion de argentinez, o sea,
algo exclusivo de los argentinos, haciendo una concesion al
nacionalismo remanescente que muchos agitan para atraer agua a sus
molinos.

Dice que es, sin duda, un día significativo, ¿pero exactamente qué es
lo que se conmemora? Y anota las siguientes hipotesis, que
analizaremos una por una, pues son sus propuestas de respuestas:

Hipotesis 1 ¿Se trata de la celebración de una revuelta nacional
contra la globalización empresarial, un sentir que parece propagarse
por América Latina? el Partido del Trabajo toma el poder en Brasil y
los programas de privatización son frenados en seco desde México
hasta Perú? El PT toma el poder, eso es muy preocupante que venga de
la pluma de Klein, pues al formular las preguntas y aventurar esas
hipotesis, es evidente que introduce esas posibilidades de los
intelectuales como sentimiento de las masas. Entender lo que ella
llama como toma del poder por el PT en Brasil como manifestacion del
sentir continental contra lo que ella define como globalizacion
empresarial, es muy grave, pues Lula solo levanta el programa de la
modernizacion del capital, lo que entonces debe entenderse como
contradictorio con la globalizacion empresarial.

Tendremos que detenernos un tanto en estos conceptos y hacerle a la
autora la misma metodologia, comenzando por preguntas, por ejemplo,
que es el poder, si acaso se trata de la administracion de los
estados, que en este caso serian estados nacionales, o sea los
estados contra la globalizacion.

La revuelta debe tener objetivos concretos según ella, o sea no puede
ser un simple levantarse para sacudirse de encima todo lo que estorba
la expansion de las masas. Acaso no sabe la autora que las
principales formas de la resistencia continental no son precisamente
esas ...

Y escribiendo en los exactos momentos en que Bolivia es paralizada
con piedras que portan como hormigas miles y miles de campesinos que
enfrentan valientemente las balas criminales ... En los exactos
momentos en que la resistencia mapuche es golpeada por la audacia de
ocupar tierras en funcion de la autonomia territorial ... etc. No
vamos a traer otra vez los ejemplos que sistematicamente aparecen por
todos lados.

Esta hipotesis de la autora no hace mas que una apologia de la
humanizacion del capitalismo del Forro de Porto Alegre, de Attac y
del PT.

Hipotesis 2 ¿Se trata del comienzo de El argentinazo: Segunda parte,
un movimiento que mira hacia delante y que sustituirá las fallidas
recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) con algo mejor?

No se diferencia de la primera, pues es el mismo discurso de los
teoricos de la humanizacion y de las alianzas con el capital llamado
nacional. Los males no derivan del FMI ni de la aplicación de sus
programas, sino del capital y las estructuras estatales que permiten
eso.

En el decorrer de su texto, Klein solo se refiere a esos factores:
los bancos externos, los militares y los gobiernos. No toca para nada
el capital, hablando de una globalizacion empresarial. Imbrica la
actual situacion con el pasado militar, de donde parecen venir todos
los males y que fueron esos militares la causa del estado psiquico de
los argentinos, pues se basa en una experiencia para demostrar que
por el miedo a los militares la gente no salia, como que antes eso
hubiese existido. Dice que fue profundamente no democratico, por lo
que da la impresión de que con democracia esas cosas no suceden, con
lo que nuevamente chutea la pelota al campo de la humanizacion.

La mayor parte del texto, sumamente descriptivo, esta dedicada a
demostrar la profunda relacion de la maldad de los militares con los
bancos extranjeros. Es un texto de facil lectura donde la autora nos
lleva por los laberintos de las relaciones entre el hambre y los
militares, el desempleo y la represion, la desaparicion del dinero y
de 20 mil argentinos.

Dice que el famoso no te metas es originado por el terror, cuando
todos saben que viene desde antes y el terror solo lo ha acentuado.
Mennem es convertido en la figura culpable, dejando de lado que toda
una clase y el conjunto del aparato del estado estaban envueltos en
el proyecto neoliberal, que no se ha impuesto como receta del FMI
sino como una necesidad del capital, que ahora aparece de manos
limpias para esos proyectos nacionales que se enfrentaran a la
globalizacion empresarial como en Brasil.

La autora se afirma mucho en la anotacion de Walsh sobre la miseria
planeada, que, siendo real, a ella le sirve para continuar
profundizando sobre las causas, por ejemplo al decir que las
guerrillas habian aparecido solo para oponerse a esas imposiciones
venidas del extranjero, con lo que nuevamente lava las manos del
capital, cuando la realidad se trato de una alianza entre el capital
internacional con los capitales nacionales, los militares y un
importante sector del peronismo.

Esa alianza entre capitalistas se fue reproduciendo en los mas
diversos paises hasta alcanzar la actual imbricacion que llamamos de
Imperio del capital, pero que los partidarios de la humanizacion
esconden para atar sectores progresistas en politicas de alianzas con
ese mismo capital.

Asi para ella los generales prepararon al paciente, después Mennem
llevó a cabo "la cirugía". El resto de los envueltos hoy son
liberados para estimular las salidas democraticas que superen esa
fase, o sea, que vuelvan al estado de bienestar.

Una excelente observacion de Klein, aunque sin extraer de ello las
conclusiones que merece, es que los generales comprendieron que su
verdadero obstáculo hacia un control social completo no eran los
rebeldes izquierdistas, sino la presencia de comunidades con lazos
fuertes y la sociedad civil.

Toda represion, sea fascista o democratica, y aun mismo con el simple
funcionamiento administrativo, tiende a desarticular y dividir a la
sociedad, esa es la base del estado que solo reproduce en el plano de
la llamada organización de la ciudadania o sociedad civil la division
llamada de libertad de los trabajadores para la explotacion. Solo que
esas comunidades no tenian existencia explicita en los anhos
anteriores a los militares y aparecen con fuerza en esta nueva epoca
de explosion social desde abajo.

Mezclar comunidades con sociedad civil, concepto hegeliano para
referirse a los gobernados, es un tanto delicado, pues son realidades
contrapuestas, la comunidad es un ser social, la sociedad civil es el
ganado de los seres individuales previamente separados unos de los
otros y amarrados en estructuras verticales como sindicatos,
iglesias, partidos, etc.

Esta colocacion tiene mucha importancia en el texto de Klein, como
veremos.

Dice ella que la poblacion se retrajo a sus hogares a causa de la
represion, y que por eso el proyecto económico de la dictadura pudo
ser continuado y profundizado por los sucesivos gobiernos civiles sin
siquiera tener que recurrir a una engorrosa represión.

Eso es grave tambien, pues podemos ver que esa retraimiento dentro de
los hogares es una constante de la sociedad dividida y oprimida, es
justamente la modalidad que asume la ruptura y dispersion historica
de las comunidades, levantando muros, alimentando perros de guardia y
otros sistemas de seguridad para protegerse unos de los otros y eso
se ve con especial fuerza en los paises desarrollados, donde los
vecinos apenas llevan una relacion formal de buena vecindad,
guardandose muy bien de mostrar las intimidades de su refugio

Produce la impresión de que antes, en la democracia del welfare state
y de los frentes populares de la alianza con el capital, los vecinos
se reunian todos a compartir y vivir juntos, lo que no es cierto, y
el hecho de salir hoy dia a la calle es un fenomeno mucho mas
profundo que la ruptura del miedo aquel.

No resulta grato para muchos la lectura de que los desaparecidos lo
fueron porque trataban de salvar el pais de la miseria planeada que
comenzó bajo la dictadura y que sólo se ha profundizado bajo la
democracia, pues produce la impresión de que querian salvar y
continuar esa democracia. Posiblemente muchos lo hayan pensado,
especialmente las corrientes nacionalistas que se desprendieron del
peronismo tradicional, pero nosotros entendemos que la mayoria no
trataba de salvar el pais de esos males, sino de transformarlo de
raiz, acabando con el estado y las relaciones capitalistas.

Los que estaban en Tucuman en la columna de Monte Rosa Jimenez no
eran anti militares o anti neoliberalismo, sino profundamente
anticapitalistas y para nada iban a defender la democracia. Ellos no
reaccionan al golpe, sino que el golpe se lanza tambien para acabar
con ellos. Que sepamos, ninguna de las guerrillas latinoamericanas
surgen como reaccion a los golpes militares, a no ser la brasilera y
una que otra mas, pues la mayoria de ellas forman parte de la
corriente de insurgencia que recorrio el continente a partir de los
sesenta y tenemos claro que la mayoria de los golpes se dio vinculada
a la estrategia de contrainsurgencia de Estados Unidos para acabar
con ellos, ademas de la estrategia de imponer el nuevo modelo
economico ante la crisis del anterior.

El neoliberalismo no es un sistema mas malo que el liberalismo, ambos
son igual de malos, por eso los pueblos luchan contra ambos.

No son los militares que impusieron el terror en Argentina o en otros
lugares, fueron instrumentos del capital, cosa que Klein deja por
fuera, presentando la idea de que habria sido una especie de voluntad
propia y malevola de los militares. Ellos son profesionales, son
sonrientes en la democracia formal y matan cuando los mandan a dar
golpes.

Para nosotros, latinoamericanos no hay diferencias entre un gobierno
civil y un gobierno militar, y menos aun cuando vemos que unos y
otros son puestos alli según las necesidades del capital y en
especial las exigencias del control de la poblacion.

Es tan siniestro controlar a la poblacion con cara de humanistas como
con disparos de fusil, otra cosa seria aceptar la institucionalidad
dominante como espacio natural de la vida social. Y a ello se aferran
los actuales apologistas de la modernizacion capitalista. Lula fue
apoyado por el capital por su capacidad de control de la poblacion y
nada mas.

Para Klein, las actividades de asambleas son un fenomeno descriptivo
y humano, en absoluto germenes de poder popular, pues ya hemos visto
que para ella el poder esta en el gobierno y se toma o se ocupa. Ella
constata la alegria de la gente, pero no ve que se trata de una
ruptura de la separacion en terminos de la reconstruccion de un nuevo
sujeto social, y menos aun como la construccion de una nueva sociedad
que en su crecimiento acaba con la vieja.

Y refuerza sus conclusiones con lo que dice un asambleista: "Siento
como si al fin estuviera terminando la dictadura", me dijo un
asambleísta cuando llegué a Buenos Aires. "Es como si hubiera estado
encerrado en mi casa durante 25 años y ahora, al fin, estoy fuera".

O sea, es como que vuelve la democracia, o Lula en el poder, quien
sabe si le vendria bien a los argentinos pensar en eso.

La orientacion del texto de Klein no deja dudas.

Y para finalizar trae el ejemplo de lo que la democracia puede
producir, un ejemplo real, pero que ella usa como alegoria para pasar
la idea general de que es la democracia y no la dictadura ni el FMI,
la salida que hay que procurar.

A la chica entrevistada, Klein le otorga la funcion de liberar al
país de las políticas económicas que sobrevivieron a la transición de
un mandato militar a uno civil, o sea, la misma de los guerrilleros
que, según la autora, se habrian rebelado solamente contra el modelo.
Nos dice tambien textualmente: me dio la impresión de que puede ser
que Gaby, la autoproclamada "hija de la democracia", esté
subestimando el poder contagioso de la democracia. Klein con su
inteligencia descriptiva y analitica no especifica que ya no se trata
de la democracia que conocemos, por lo que deja abiertos los caminos
para interpretar que puede ser aquella donde no manden los militares
ni los bancos extranjeros, o sea la democracia del PT.

Ni una palabra en el texto para los piqueteros, ni una palabra para
las autonomias, ni una palabra para explicar que esa democracia que
esta surgiendo es una democracia directa, ni una palabra para la
alianza de importantes sectores de capas medias con los movimientos
de desempleados, ni una palabra para las efervescentes periferias de
las ciudades, ni una palabra para el movimiento campesino autonomo,
ni una palabra de la lucha por la autonomia territorial de las
comunidades originarias.

Al parecer hay muchas preguntas que la autora no se quizo formular en
su visita a Argentina. Quizas las respuestas no habrian estado dentro
de las hipotesis con las que fue a observar el terreno.

Se entienden los aplausos de la izquierda intelectual norteamericana.


Abrazos

Profesor J
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Cristina Rojas
Clajadep Chile
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México, peculiaridad inexistente

México, peculiaridad inexistente

Por Camilo Estrada Luviano
27/12/03

México es un país, podríamos decir, como cualquier otro. Pero esta es solamente una frase común, la cual no por ser frecuente y de uso casi cotidiano, es cierta. Todos los países tienen sus características muy propias de sí mismos. Positivas o negativas, buenas o malas, agradables o desagradables, etc., pero muy de cada uno de ellos y, ni modo, esa es la realidad. Sin embargo, esta realidad es la que impone, en lo general, el tipo de respuestas que se da ante los hechos de cada día.
Por otro lado, decir México es como nombrar cualquier otra cosa, porque, aunque entendemos que nos estamos refiriendo a un país, éste, muy específico, aunque existe, para los que no son mexicanos, como algo homogéneo, es una simple apariencia para todos, absolutamente para todos, porque, de entrada, México, decimos es un país y esto obliga a pensar en un determinado territorio con sus fronteras, dentro de las cuales, él mismo es México. Aquí surge la necesidad de precisar que, si bien es verdad esto, dichas fronteras fueron impuestas a los mexicanos y no fueron ellos las que se las impusieron. Otros pueden tener diferente historia, pero en el fondo es lo mismo. En el caso de México, éste se empieza a formar como tal después de la independencia, es el que se queda con todo el territorio de la Nueva España, territorio vasto para la población que existía en dicha colonia gachupina y siendo así y teniendo al norte a los Estados Unidos que estaban en plena expansión económica y poblándose rápidamente con inmigrantes de casi todo el mundo, lo más obvio era que los primitivos usanos le arrebataran a su vecino pobre, localizado al sur de sus no muy precisas fronteras, más de la mitad del territorio de la antigua colonia española.
Empezaron poblando una porción de territorio que declaró primero su independencia de México, luego se adhirió a la Unión Americana, los EE UU, pero esta anexión se hace recorriendo sus fronteras más allá de donde supuestamente estaban. La reacción lógica fue el inicio de una guerra entre los gobiernos de los usanos y los mexicanos y, como sucede en todas las guerras, los que ganan hacen lo que se les da su santa y regalada gana. Y así lo hicieron los gringos. Una guerra que se empezó por unos cuantos kilómetros cuadrados que supuestamente formarían parte de la recién independizada República de Texas, terminó siendo una guerra de rapiña con la cual los usenses le arrebataron al pobre y poco poblado país, México, más de la mitad de su territorio, más de dos millones de kilómetros cuadrados.
Pero, como todas las rapiñas, ésta la pudieron hacer los usanos, porque el naciente México, que se formó con todas las posesiones de la Nueva España, no constituía todavía un país en el verdadero sentido de la palabra.
Los países no se forman por decreto ni por buenos deseos, sino que las circunstancias, con bastante frecuencia, ajenas a los mismos actores, son las que establecen, primeramente, las fronteras, y a la vez, dentro de ellas se establecen determinas relaciones de producción que dan lugar a una, -no por soterrada, menos feroz-, lucha de clases, la cual aparece en toda sociedad con el surgimiento de la propiedad sobre los medios de producción. En una sociedad donde exista la propiedad privada sobre los medios de producción podemos decir que existen dos extremos, -los que no los tienen y los que sí los tienen- y entre uno y otro extremo surge una cantidad bastante grande de grupos que se acercan o creen estar cerca de uno u otro extremo. Esto es válido, en general, para todos los países. Cómo se dé esta lucha entre las diferentes clases sociales es lo que viene a dar las peculiaridades de la historia de cada uno de ellos.
Así pues, los mexicanos no son un concepto que abarque a todos los mexicanos en sí, porque entre ellos hay grandes diferencias según a la clase social que se pertenezca y esta pertenencia es lo que determina tanto el lugar que se ocupa en la producción como lo que "le toque" a cada clase en general y cada individuo en particular. Así, dentro de esta unidad, que en este caso llámanos México, pero que podría ser cualquier otro país del mundo, tenemos una gama de contradicciones muy grandes, pero siempre la clase social dominante, la que se queda con el excedente de lo producido por todos, es la que inicia las guerras, -aunque los individuos de dicha clase social nunca participen directamente en ellas-, y si triunfa "el país" ella es la que se beneficia de lo que obtenga de esa victoria, -que no es otra cosa que rapiña disfrazada de lo que más le convenga al triunfador-, y si "pierde la guerra" las consecuencias las sufre la población entera de todo el país.
Esto suena totalmente injusto, pero no puede ser de otra manera. En primer lugar, la clase dominante, no puede existir sola, porque el ser clase dominante significa que es ella la que pone las condiciones no sólo de cómo se produce, sino también de quién trabaja para quién, es decir, quien produce y quien se apropia del excedente económico. Es ella la única que puede hablar a nombre de todo el país y de todo el pueblo. Esto se ve más claro, y por lo mismo es más abominable en el capitalismo, el cual no es otra cosa que el punto superior al que se ha llegado en la evolución de la propiedad privada sobre los medios de producción. Y como dijera Lenin, el imperialismo no es otra cosa que la fase superior del capitalismo, y la "globalización" o, si se quiere hablar más castizamente, la "mundialización", no es otra cosa que el disfraz que le ponen los más ricos de los ricos a la repugnante rapiña que llevan a cabo contra la humanidad toda.
México al ser un país en el que predominan, -lo que no significa que sólo ellas existan-, las relaciones sociales capitalistas de producción pierde toda su peculiaridad en este sentido. Lo demás es folclor y quien no lo crea, ¡peor par él!, porque lo que diga o concluya, así se sienta muy "patriota" o científico no quedará más que en buenos deseos, en el mejor sentido de la palabra, que en el peor, se le puede poner el calificativo que más les cuadre.

Publicado en: RebanadasdeRealidad.com.ar

Contratos para campos maduros favorecen que la IP se apropie de tecnología de Pemex

La reforma energética eliminó la posibilidad de que la ASF los revise, advierte experto

Contratos para campos maduros favorecen que la IP se apropie de tecnología de Pemex

Israel Rodríguez J.
 
Periódico La Jornada
Domingo 2 de octubre de 2011, p. 19

Las disposiciones jurídicas para los nuevos contratos de exploración y explotación emanados de la llamada reforma energética de 2008, y aplicados para los denominados campos maduros contemplan de manera anticonstitucional realizar modificaciones a los proyectos, permite que las empresas privadas se apropien y beneficien de nuevas tecnologías provistas por Petróleos Mexicanos (Pemex) y además capturen parte de la renta petrolera, alertó Alfonso Hickman Sandoval, especialista del Comité Nacional de Estudios de la Energía (CNEE).
En relación con las disposiciones jurídicas para los contratos de exploración y explotación prevista en la reforma energética, Hickman hace referencia a la crítica constitucional de Jaime Cárdenas Gracia, coautor del libro Reforma energética: anticonstitucional, privatizadora y desnacionalizante, en el que denuncia que en el momento de aprobarse el dictamen de la reforma energética, el 23 de octubre de 2008, sin explicación ni justificación alguna, desapareció del texto final del dictamen la fracción VII del artículo 61 de la Ley de Pemex, en la que se mencionaba: No se suscribirán contratos donde se reúnan para un mismo contratista las actividades de exploración y producción en un campo determinado.
El dictamen aprobado eliminó dos párrafos más: Los contratos a que se refiere este artículo (61) podrán ser revisados por la Auditoría Superior de la Federación o por la Secretaría de la Función Pública, en los términos y conforme a los procedimientos previstos en las leyes aplicables.
Términos inconvenientes
Hickman Sandoval, también integrante del Grupo Ingenieros Petroleros Constitución de 1917, recordó que el 4 de septiembre de 2009, el Ejecutivo federal promulgó el reglamento de la Ley de Pemex, lo que propició que la Cámara de Diputados de la LXI Legislatura promoviera una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), para invalidar la forma de determinar las remuneraciones que Pemex podría pactar en los contratos, y que pudieran repartir parte de la renta petrolera.
Sin embargo, mientras se resolvía la controversia, Pemex procesó el modelo de contrato integral para los campos maduros para las áreas Magallanes, Carrizo y Santuario, localizados en las región sur de México. Posteriormente, la SCJN desechó la controversia por considerarla notoriamente improcedente.
Alfonso Hickman, también coautor del volumen, cita las observaciones del consejero profesional Rogelio Gasca Neri, enviadas al director general de Pemex, Juan José Suárez, mediante memorándum del 9 de julio de 2010 en el que expone, que después de evaluar los contratos integrales, he concluido que el modelo de contrato, en los términos actualmente propuestos, no es conveniente a los intereses de Pemex, ni a los del Estado mexicano.
Aun asumiendo que el esquema de costos recuperables no provocará ineficiencias o abusos, Pemex pagaría por un periodo significativo una proporción innecesariamente alta del precio del crudo. Como claramente los muestra el modelo económico desarrollado por Pemex y los consultores para Chicontepec, al menos al principio del contrato y por varios años, se estará transfiriendo al contratista, por concepto de recuperación de costos y de tarifa unitaria, un monto del orden de 45 dólares por barril a precios actuales. Ello representa más de la mitad del precio actual del crudo.
Este último párrafo de las observaciones del memorándum de Gasca Neri, pone al descubierto la media verdad dada a conocer por Carlos Morales, director general de Pemex Exploración y Producción, quien después de la licitación, declaró que el costo para Pemex por barril producido es, de acuerdo a las propuestas de las licitaciones de 5 dólares por barril, y en efecto, tal vez esto corresponda al pago de 75 por ciento de los gastos incurridos por el contratista, pero al aplicar la formula de remuneración, incluida la tarifa por barril producido en los volúmenes estimados e indexado a la tarifa internacional, el precio que se pagará se incrementará sustancialmente afectando la renta petrolera.
Alfonso Hickman señaló: “lo trágico y escandaloso de la apertura de Pemex al capital privado abandonando sus actividades reservadas constitucionalmente al Estado, es que para los actores que se han prestado a la farsa del Ejecutivo, Legislativo y Poder Judicial, es que no se dan cuenta que están desnudos ante la nación, ante quien tendrán que responder por el fraude a la Constitución, el despojo que representan estos contratos integrales, así como por la privatización y extranjerización de los hidrocarburos de México.

domingo, 25 de marzo de 2012

Pacto sobre crudo del Golfo disfraza la injerencia de EU

Wikileaks en La Jornada/ Petróleo

Pacto sobre crudo del Golfo disfraza la injerencia de EU

Pascual pone en evidencia el doble discurso del gobierno de Calderón

Defensa de la soberanía en público y acuerdo con Washington en privado

Da experiencia a Pemex y asegura el abasto del vecino del norte: Kessel

Foto
Trabajadores en la plataforma de exploración Bicentenario, de Industrial Perforadora Campeche, Grupo R, con capacidad de perforación profunda y semiprofunda, en el pozo Talipao 1 en el Golfo de México. Imagen de agosto de 2011Foto José Carlo González

Roberto González Amador
 
Periódico La Jornada
Sábado 17 de marzo de 2012, p. 2

Más allá del discurso público, la intención del gobierno mexicano al negociar con Estados Unidos un acuerdo sobre los yacimientos petroleros transfronterizos es abrir las puertas del sector petrolero nacional a las compañías internacionales. La afirmación fue hecha por Georgina Kessel –la primera secretaria de Energía del gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa– al ex embajador de Estados Unidos en México Carlos Pascual, según relató el propio diplomático en un despacho al Departamento de Estado.
El 20 de febrero pasado, el presidente Calderón aseguró que el acuerdo entre los gobiernos de México y Estados Unidos para la explotación de yacimientos de petróleo en la frontera marina común del Golfo de México, firmado ese día, se había negociado con respeto absoluto a nuestra soberanía.
Los reportes que desde México envió la embajada estadunidense a Washington en los meses previos a la firma del acuerdo de explotación de yacimientos transfronterizos ponen al descubierto que el gobierno del presidente Felipe Calderón mantuvo un discurso en público y una posición diferente en las reuniones privadas con su contraparte, de acuerdo con despachos diplomáticos obtenidos por Wikileaks y en poder de La Jornada.
Lo que en realidad buscaba el gobierno mexicano con la negociación, según aseguró Kessel a Pascual, era una ventana de oportunidad para la participación de compañías internacionales en el sector petrolero nacional, reservado por mandato de la Constitución a Petróleos Mexicanos.
Georgina Kessel fue secretaria de Energía de diciembre de 2006 a enero de 2011. Actualmente es la directora general del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, un banco de desarrollo que provee financiamiento a gobiernos estatales y municipales.
Uno de los cables sobre Pascual, quien dejó el puesto de embajador en México el 19 de marzo del año pasado a raíz de las filtraciones de Wikileaks, revela:
El embajador preguntó qué es lo que México espera lograr con la negociación (del acuerdo de explotación de yacimientos transfronterizos). Kessel respondió que la reforma energética de 2008 creó una ventana de oportunidad. Públicamente, el gobierno de México hará énfasis en que la negociación permitirá a México defender sus recursos naturales. Kessel explicó la sensibilidad que existe sobre los temas energéticos en México y advirtió que muchos mexicanos consideran el petróleo como parte de su ADN.
Agrega: la secretaria de Energía, Georgina Kessel, dijo al embajador Pascual el 13 de agosto (de 2009) que la propuesta mexicana de negociar un tratado bilateral para la explotación de yacimientos transfronterizos proporciona una ventana de oportunidad a ambos países para avanzar de manera constructiva en el sensible tema de la producción de petróleo. Las negociaciones pueden apoyar los esfuerzos de los dos países para reforzar la seguridad energética, al permitir a la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) realizar alianzas estratégicas con compañías petroleras internacionales.
Y remata: Kessel quiere utilizar la cooperación en el tema de los yacimientos transfronterizos como un medio para incorporar a las compañías petroleras internacionales en el desarrollo de las reservas mexicanas (de petróleo), abriendo las puertas a las compañías petroleras internacionales en el sector petrolero de México.
El interés del embajador Pascual, según relató el diplomático en el cable, era tener una ‘discusión sincera’ con Kessel respecto de un rango amplio de temas relacionados con el sector de la energía.
En el encuentro, realizado el 13 de agosto de 2009, un año después de que se había discutido y aprobado una reforma energética (la del famoso tesorito en aguas profundas del Golfo de México), Kessel planteó que tanto Estados Unidos como México deberían considerar la seguridad energética de América del Norte como la principal motivación para negociar un tratado bilateral sobre potenciales yacimientos transfronterizos de petróleo. Pascual añade en el despacho que la funcionaria mexicana advirtió que la disminución en la producción de petróleo en México volvía a Estados Unidos más dependiente de otras fuentes de petróleo, especialmente Venezuela.
Escribió Pascual a sus superiores en el Departamento de Estado: México tiene un vasto potencial de reservas de petróleo en el Golfo de México, aseguró la secretaria Kessel, pero Pemex no tiene la capacidad técnica para explorar en aguas profundas. Más aun, la reforma energética aprobada en 2008 no permite a Pemex participar en el tipo de alianzas estratégicas que son necesarias para obtener esa capacidad. De acuerdo con Kessel, las compañías petroleras internacionales que operan en la parte estadunidense de la frontera marítima común también se beneficiarían de un tratado bilateral.
Después de describir el encuentro, Pascual comenta en el despacho diplomático lo que en la práctica era –no lo dice así el ex embajador– un doble discurso por parte del gobierno mexicano en este tema.
Así lo expuso Pascual: Los comentarios de la secretaria Kessel muestran que mientras el gobierno de México presentará al público mexicano las negociaciones sobre yacimientos transfronterizos como un esfuerzo por defender los recursos naturales del país, el gobierno ve el tratado como una importante oportunidad para que Pemex trabaje con compañías petroleras internacionales y obtenga experiencia en la perforación (de pozos) en aguas profundas. Por primera vez en décadas, la puerta para una asociación del gobierno de Estados Unidos con México en materia de petróleo se ha abierto.