domingo, 15 de febrero de 2015

Reforma energética regresaría 100 años reloj histórico de México

Reforma energética regresaría 100 años reloj histórico de México: experto de la Ibero

AlbertoMontoya

Prensa Ibero

La actual propuesta de reforma energética pone en vulnerabilidad a México y pretende regresar cien años su reloj histórico, al constituirse como una traición al mandato aprobado en la Constitución de 1917.
Así lo apuntó el doctor Alberto Montoya Martín del Campo, destacado investigador de la Universidad Iberoamericana, en el marco del 43 aniversario luctuoso de Lázaro Cárdenas, responsable de la expropiación petrolera.
De llevarse a cabo, la reforma significaría una traición a todas las legislaciones que progresivamente reafirmaron el dominio directo, la explotación exclusiva y el uso de recursos del subsuelo para el desarrollo de la nación, así como “cedería de un plumazo, a cambio de nada”, los derechos establecidos al firmar el Tratado de Libre Comercio, en el que se señaló que todas estas actividades quedaban reservadas para el gobierno mexicano.
Para el especialista de la Dirección de Investigación de la Ibero, la iniciativa de reforma energética, “de forma dolosa” cita más de cuarenta veces el legado de Cárdenas, pero  omite el artículo 9 de la Ley Reglamentaria del Artículo 27 constitucional, que señala que las empresas y los particulares, manteniéndose el dominio directo del Estado para la explotación de los hidrocarburos, no podrán realizar actividades de explotación y extracción de crudo para su propio beneficio.
Cárdenas fue muy claro en subrayar que en estas actividades solamente podrían participar compañías formadas por mexicanos y en ningún caso empresas que emitieran acciones al portador, “con lo que claramente estableció que los bancos y los accionistas de empresas  no pudieran prestar estos servicios a nombre y por cuenta del Estado, cuestión omitida en toda esta pseudo argumentación”, dijo Montoya.
Doctor por la Escuela de Educación de la Universidad de Stanford, con especialidad en políticas de Estado sobre la revolución tecnológica, Montoya precisó que el texto original del artículo 27 constitucional aprobado en 1917 estableció la propiedad originaria y el dominio directo del Estado sobre el territorio nacional y en particular, sobre los bienes del subsuelo.
Y es que durante el prolongado gobierno de Porfirio Díaz se otorgaron concesiones a empresas extranjeras “que prácticamente no aportaron recursos importantes para el erario público, no desarrollaron una industria nacional y fueron empresas de enclave que explotaron los recursos en beneficio de la propias empresas y de la economía estadounidense”, expresó.
“La constitución de 1917 dio término a esa condición, pero la presión estadounidense para que dichas reformas constitucionales no tuvieran vigencia fue muy importante. Recordemos el asesinato de Venustiano Carranza, quien promulgó dicha constitución y fue asesinado justamente por actores militares y de seguridad vinculados con las empresas petroleras ubicadas en la Huasteca, con el apoyo y acuerdo de Álvaro Obregón, como se ha constatado en las investigaciones históricas”, dijo el experto.
El posterior asesinato de Obregón en 1928 motivaría la creación del Partido Nacional Revolucionario bajo el liderazgo de Plutarco Elías Calles, quien inició la construcción de un régimen político que pretendería realizar los mandatos establecidos en la constitución de 1917.
“Sin embargo, éste no propició que fuesen llevados a la práctica y fue hasta que Lázaro Cárdenas llegó a la presidencia de la República, que con una clara decisión, lo llevó a cabo en diversos ámbitos, como el laboral y el del reparto agrario”, indicó el académico de la Ibero, para quien Cárdenas no sólo logró un mayor desempeño macroeconómico que cualquier otro gobierno mexicano en las últimas tres décadas, sino que  “recuperó la dignidad de la nación frente a lo que hoy observamos rampante, vulgar, salvaje y sin límite como la expansión de las corporaciones globales sobre los estados nación, que se ven sometidos y reducidos a condición de instrumentos para la acumulación de estas corporaciones”.

Alberto Montoya analiza la Reforma energética de Peña Nieto


martes, 10 de febrero de 2015

No es por seguridad energética de México sino de EU

Especialistas en el tema disienten sobre si la reforma energética en el país se concretó porque lo necesitaba Estados Unidos. "No es por seguridad energética de México sino de EU", dijo Alberto Montoya. "El mayor riesgo era la continuidad", sostuvo Pardinas en un debate en MVS.

domingo, 8 de febrero de 2015

Lumpenburguesía y lumpen neoliberalismo

Marco Rascón

Lumpenburguesía y lumpen neoliberalismo

Hijos del desarrollismo que llegó como sudesarrollo a este sistema de globalización, donde las semillas de la dependencia crónica devinieron en abierto saqueo y destrucción no sólo de la sustentabilidad ecológica, sino también de la concepción histórica, teórica e ideológica.
"Lumpenburguesía y lumpendesarrollo" denominó André Gunder Frank (1929-2005) a la llamada "burguesía nacionalista" y al viejo desarrollismo de los años 60, respaldados por la Alianza para el Progreso kennedyana, que ahora redita en forma de migajas George W. Bush.
El subdesarrollo no es, por tanto, "una situación", sino una relación crónica que bajo las reglas de la globalización y la hegemonía del libre mercado ha transformado y agudizado las condiciones del subdesarrollo. La vía por la que llegamos a la actual situación fue el endeudamiento externo e interno, resultado de esta burguesía mínima, protegida y monopólica que ha visto hundirse el país desde su salvavidas, al cual fueron los primeros en llegar y los únicos en subirse.
En la anterior entrega reflexionábamos sobre la inexistencia de una verdadera burguesía en México que explotara con un mínimo de eficiencia, visión de mediano y largo plazos, así como en términos de un capitalismo que tuviera una etapa mínima de competencia y no de acumulación de facto y por decreto favorecida por el Estado oligárquico. ¿Puede haber democracia política sin competencia económica?
Todo el sistema político y los partidos mismos están marcados y sujetos a lo que establece esta oligarquía cerrada, monopólica y protegida. Y es a esta oligarquía a la que podríamos llamar lumpenburguesía, según la genial descripción de Gunder Frank en su crítica al desarrollismo, que ahora se presenta con la máscara de la modernidad.
Esta lumpenburguesía es la que entregó, por una parte, la economía local a cambio de garantizar su propio poder, haciendo de la globalización la sacralización de la dependencia, y por el otro, el subdesarrollo para mantener sus privilegios monopólicos en la telefonía, las concesiones de radio y televisión, la banca (en sociedad con bancos extranjeros, que no cobran los servicios en sus países de origen, como acá).
La lumpenburguesía es la que mantiene una estructura de control en la política, haciendo que todos los partidos estén a su servicio, como ha sucedido con la ley Televisa o los impuestos a los refrescos; desde derechas hasta la llamada izquierda parlamentaria se subordinaron.
En consecuencia, en México se vive un lumpen neoliberalismo, pues, pese a que esa elite oligárquica condujo desde el poder político a la integración comercial y económica, mantuvo su poder cerrado y protegido del libre mercado, con tasas de acumulación extraordinarias, y ahora gana en todo, incluyendo los nuevos ingresos derivados de las remesas de los trabajadores mexicanos en el exterior, a los cuales se les cobran comisiones, y gana de manera fraudulenta en el tipo de cambio con el que recibe dólares y al valor que lo entregan en México. ¿Quién podría ponerles un alto si son los dueños del poder político, de las leyes, de la "opinión pública" y la verdad mediática?
Esta lumpenburguesía se expresa no sólo en la esfera del capital, sino también la del trabajo, y ha hecho su propia estructura de control y gestión, que ha venido sustituyendo paulatinamente a la vieja estructura corporativa. El control sindical es férreo y para ello ha ganado y controlado el espacio de la "lucha contra el neoliberalismo" siempre que no afecte la estructura monopólica de las áreas estratégicas que controla. Los partidos que supuestamente promueven leyes a favor de los trabajadores no pueden hablar de libre sindicalización, pues sus presuntos aliados son los principales opositores: es el caso del llamado Frente Amplio Progresista de Partidos, el FAP, y la Unión Nacional de Trabajadores (UNT). hegemonizada por el sindicato de telefonistas, controlada a su vez por su propietario Carlos Slim a través del líder vitalicio, Francisco Hernández Juárez. Este mismo esquema se traslada a la ciencia, la cultura, las artes, manteniendo un subdesarrollo en todos los órdenes.
Su único eslabón débil han sido los procesos electorales, donde la cadena estuvo a punto de reventarse en 2006, pero los que ofrecían romperla terminaron reforzándola al alejar de las urnas a la ciudadanía, gracias al discurso peyorativo de lo electoral y a que decidió que la guerra total era en las elecciones, no después de ganarlas.
Por todo ello, tenemos hoy un lumpen neoliberalismo, como ayer fue lumpen desarrollo; una lumpenburguesía, y también, hay que decirlo, existe una visión lumpenproletaria que se apoderó del pensamiento obrero y de la visión contestataria. Hoy el discurso de la ineficiencia, la incapacidad y la victimización es central en el pensamiento de la izquierda (y sin autocrítica).
 
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