lunes, 26 de marzo de 2012

México, peculiaridad inexistente

México, peculiaridad inexistente

Por Camilo Estrada Luviano
27/12/03

México es un país, podríamos decir, como cualquier otro. Pero esta es solamente una frase común, la cual no por ser frecuente y de uso casi cotidiano, es cierta. Todos los países tienen sus características muy propias de sí mismos. Positivas o negativas, buenas o malas, agradables o desagradables, etc., pero muy de cada uno de ellos y, ni modo, esa es la realidad. Sin embargo, esta realidad es la que impone, en lo general, el tipo de respuestas que se da ante los hechos de cada día.
Por otro lado, decir México es como nombrar cualquier otra cosa, porque, aunque entendemos que nos estamos refiriendo a un país, éste, muy específico, aunque existe, para los que no son mexicanos, como algo homogéneo, es una simple apariencia para todos, absolutamente para todos, porque, de entrada, México, decimos es un país y esto obliga a pensar en un determinado territorio con sus fronteras, dentro de las cuales, él mismo es México. Aquí surge la necesidad de precisar que, si bien es verdad esto, dichas fronteras fueron impuestas a los mexicanos y no fueron ellos las que se las impusieron. Otros pueden tener diferente historia, pero en el fondo es lo mismo. En el caso de México, éste se empieza a formar como tal después de la independencia, es el que se queda con todo el territorio de la Nueva España, territorio vasto para la población que existía en dicha colonia gachupina y siendo así y teniendo al norte a los Estados Unidos que estaban en plena expansión económica y poblándose rápidamente con inmigrantes de casi todo el mundo, lo más obvio era que los primitivos usanos le arrebataran a su vecino pobre, localizado al sur de sus no muy precisas fronteras, más de la mitad del territorio de la antigua colonia española.
Empezaron poblando una porción de territorio que declaró primero su independencia de México, luego se adhirió a la Unión Americana, los EE UU, pero esta anexión se hace recorriendo sus fronteras más allá de donde supuestamente estaban. La reacción lógica fue el inicio de una guerra entre los gobiernos de los usanos y los mexicanos y, como sucede en todas las guerras, los que ganan hacen lo que se les da su santa y regalada gana. Y así lo hicieron los gringos. Una guerra que se empezó por unos cuantos kilómetros cuadrados que supuestamente formarían parte de la recién independizada República de Texas, terminó siendo una guerra de rapiña con la cual los usenses le arrebataron al pobre y poco poblado país, México, más de la mitad de su territorio, más de dos millones de kilómetros cuadrados.
Pero, como todas las rapiñas, ésta la pudieron hacer los usanos, porque el naciente México, que se formó con todas las posesiones de la Nueva España, no constituía todavía un país en el verdadero sentido de la palabra.
Los países no se forman por decreto ni por buenos deseos, sino que las circunstancias, con bastante frecuencia, ajenas a los mismos actores, son las que establecen, primeramente, las fronteras, y a la vez, dentro de ellas se establecen determinas relaciones de producción que dan lugar a una, -no por soterrada, menos feroz-, lucha de clases, la cual aparece en toda sociedad con el surgimiento de la propiedad sobre los medios de producción. En una sociedad donde exista la propiedad privada sobre los medios de producción podemos decir que existen dos extremos, -los que no los tienen y los que sí los tienen- y entre uno y otro extremo surge una cantidad bastante grande de grupos que se acercan o creen estar cerca de uno u otro extremo. Esto es válido, en general, para todos los países. Cómo se dé esta lucha entre las diferentes clases sociales es lo que viene a dar las peculiaridades de la historia de cada uno de ellos.
Así pues, los mexicanos no son un concepto que abarque a todos los mexicanos en sí, porque entre ellos hay grandes diferencias según a la clase social que se pertenezca y esta pertenencia es lo que determina tanto el lugar que se ocupa en la producción como lo que "le toque" a cada clase en general y cada individuo en particular. Así, dentro de esta unidad, que en este caso llámanos México, pero que podría ser cualquier otro país del mundo, tenemos una gama de contradicciones muy grandes, pero siempre la clase social dominante, la que se queda con el excedente de lo producido por todos, es la que inicia las guerras, -aunque los individuos de dicha clase social nunca participen directamente en ellas-, y si triunfa "el país" ella es la que se beneficia de lo que obtenga de esa victoria, -que no es otra cosa que rapiña disfrazada de lo que más le convenga al triunfador-, y si "pierde la guerra" las consecuencias las sufre la población entera de todo el país.
Esto suena totalmente injusto, pero no puede ser de otra manera. En primer lugar, la clase dominante, no puede existir sola, porque el ser clase dominante significa que es ella la que pone las condiciones no sólo de cómo se produce, sino también de quién trabaja para quién, es decir, quien produce y quien se apropia del excedente económico. Es ella la única que puede hablar a nombre de todo el país y de todo el pueblo. Esto se ve más claro, y por lo mismo es más abominable en el capitalismo, el cual no es otra cosa que el punto superior al que se ha llegado en la evolución de la propiedad privada sobre los medios de producción. Y como dijera Lenin, el imperialismo no es otra cosa que la fase superior del capitalismo, y la "globalización" o, si se quiere hablar más castizamente, la "mundialización", no es otra cosa que el disfraz que le ponen los más ricos de los ricos a la repugnante rapiña que llevan a cabo contra la humanidad toda.
México al ser un país en el que predominan, -lo que no significa que sólo ellas existan-, las relaciones sociales capitalistas de producción pierde toda su peculiaridad en este sentido. Lo demás es folclor y quien no lo crea, ¡peor par él!, porque lo que diga o concluya, así se sienta muy "patriota" o científico no quedará más que en buenos deseos, en el mejor sentido de la palabra, que en el peor, se le puede poner el calificativo que más les cuadre.

Publicado en: RebanadasdeRealidad.com.ar

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